Arsène Wenger junto al prolífico Robin Van Persie (FOTO: Cordon Press)
Tras la humillación en San Siro, la FA Cup es el único trofeo susceptible de levantar para los de Wenger, que podrían cumplir su séptima temporada sin conquistar un solo título. El 'Arsènel' siempre está dando guerra, pero nunca llega a situarse al mismo nivel que los 'grandes' de Europa.
El sueño de la Champions League está casi perdido otro año más para Arsène Wenger. A 17 puntos del Manchester City en la Premier League y después del 4-0 recibido el pasado miércoles en San Siro en los octavos de final de la Champions League, es una utopía considerar al bloque gunner como posible candidato a alguno de estos dos títulos.La FA Cup es ahora el objetivo más accesible.
Wenger, que se enfrenta a una séptima temporada sin ganar un solo título, ha recibido esta temporada sus dos mayores goleadas desde que aterrizó en Londres en septiembre de 1996. Hace seis meses fue atropellado por el ManU en partido correspondiente al campeonato liguero (8-2) y hace dos días recibió por parte del Milan la mayor goleada europea (4-0) desde su llegada a la capital inglesa.
Se trata de dos partidos que invitan a la reflexión sobre si el modelo del técnico galo, completamente admirable respecto a su política y estructura, queda desfasado a la hora de disputar la máxima competición europea, donde su mayor hito fue la final de París de 2006 en la que el Barcelona le remontó el choque en menos de 10 minutos.
Aunque la temporada pasada se quedó a un gol de eliminar al Barça en octavos de final, los otros precedentes más inmediatos demuestran que los gunners se encuentran en un segundo escalón en cuanto a nivel futbolístico europeo. En 2009, el Manchester United asaltó el Emirates (1-3) en las semifinales de la Champions que acabaría ganando el Barcelona en Roma. Un año después, el Arsenal se cruzó en cuartos de final contra el entonces vigente campeón, que realizó otro atropello contra el conjunto de Wenger tras un 4-1 en el Camp Nou.
Los títulos, la asignatura pendiente
El Arsenal Wenger es un proyecto excelente, quizás el más perfectamente diseñado del fútbol europeo. Sin embargo, a nivel posicional, se encuentra en una segunda línea por detrás de los Barcelona, Real Madrid, Milan, Inter, Manchester United y el propio Chelsea que, aunque está igual o más gafado que los de Holloway en Europa, sí que ha sido capaz de imponer su autoridad en la máxima competición nacional inglesa.
Lo que ha hecho el técnico francés con el Arsenal es memorable. Su labor modernizadora al frente del club va a condicionar positivamente de por vida la historia de la entidad londinense. Desde la llegada del Profesor, el Arsenal se ha colocado en la élite europea y no ha dejado de luchar para meterse entre los 'grandes' para dejar atrás ese segundo grupo de nivel protagonizado por los Juventus, Bayern Múnich, Olympique de Lyon y últimamente también el Liverpool.
El hecho de que el capitán, gran estrella gunner y máximo artillero de la Premier, Robin Van Persie, tenga muchos números de abandonar la plantilla el próximo verano para recalar en las filas de alguno de los 'grandes' ilustra la situación de un proyecto deportivo que es una auténtica máquina de fabricar grandes jugadores.
No obstante, cuando éstos alcanzan el cartel de estrella y llegan las ofertas, como en su día llegaron por Thierry Henry o por Cesc Fàbregas, ni el club, ni Wenger ni nadie goza de suficientes recursos para conseguir retenerles. Esto hace que se aplace una temporada tras otra las posibilidades de configurar un Arsenal que se codee de una vez por todas con los mejores equipos del mundo tanto a nivel europeo (solo puede presumir de una Recopa y una Copa de Ferias en la sección internacional de sus vitrinas) como a nivel doméstico (no gana la Premier desde la temporada 2003-2004).
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