miércoles, 4 de mayo de 2011

¿PARA QUÉ SIRVEN LOS ACUARIOS?


“...la calidad de vida de un animal encerrado y exhibido nunca puede ser la misma que la de uno en libertad. Claro que ellos no pueden expresarse, sólo pueden sufrir y aún en esas condiciones podrían parecer divertidos y alegres, en especial si se trata de un delfín con su clásica sonrisa dibujada en la comisura de su boca. La gente se olvida o simplemente no sabe que aún muerto el delfín mantiene esa sonrisa.” 
Extracto del libro: “Orcas, entre el mito y la realidad”
Quien no recuerda aquella escena de la película “Liberen a Willy” donde el pequeño protagonista, ante las terribles lamentaciones de Keiko o “Willy” (actor principal que aún hoy sigue esperando que lo liberen), trepaba a un poste, y se encontraba con que fuera del oceanario, la familia de Willy, sufría como él.
Los cetáceos no nacen por generación espontánea, la mayoría de los que se encuentran en cautiverio, fueron arrancados de una familia bien constituida, para, mediante un traumático transporte, ser instalados en un ambiente desconocido, donde se verán forzados a trabajar.
La vida en libertad
Los cetáceos pueden vivir en una gran variedad de habitats acuáticos, desde los profundos océanos polares a ríos y estuarios ecuatoriales. El tamaño de los grupos varía de individuos casi aislados, a grandes bandos de miles de animales.
Las orcas permanecen con sus madres de por vida. Cada orca es el miembro de una manada, grupo con dialecto propio formado por una madre, sus hijas y las crías de éstas. Por su parte, la mayoría de los delfines también nadan en grupos familiares, formados generalmente por 3 a 10 animales. Las hembras navegan con sus crías, mientras que los machos forman grupos de 2 ó 3 individuos, para permanecer juntos durante años. Las manadas pueden interactuar, formando bandos.
En la vida de todos los días, tienen 3 prioridades importantes: la alimentación (individual o grupal), la reproducción, y la defensa contra los predadores. Otras actividades son las comunicaciones (físicas y sonoras), la alimentación y educación de las crías, los juegos, las migraciones, los cortejos, la gestación, y la interacción con otros grupos.
La vida en cautiverio
Los parques marinos son como prisiones para estos mamíferos marinos. Mientras que en libertad pueden viajar varios kilómetros diarios en el mar abierto, en cautiverio son instalados en piletas de hormigón, muy pequeñas en proporción con su tamaño y velocidad de desplazamiento. Conclusión: para no chocar contra las paredes, se ven obligadas a nadar constantemente en círculos.
Además, no encuentran los estímulos constantes de su entorno, no pueden desarrollar su comportamiento natural, ni interactuar con otros miembros de su grupo. Como consecuencia de todo esto, muchos desarrollan comportamientos estereotipados, volviéndose agresivos contra otros cetáceos y entrenadores (golpes, mordeduras e intentos de mantenerlos en el fondo, a veces provocando la muerte del otro), aburridos o deprimidos.
En libertad, los cetáceos utilizan un sistema de ecolocalización, el cual consiste en la emisión de un haz intenso de sonido, de alta frecuencia, que rebota en un objeto y regresa en forma de eco, ayudando al animal a determinar su distancia, posición y tamaño. En los estanques, estas ondas sonoras rebotan contra las paredes todo el tiempo, enloqueciéndolos.
Entrenamiento
Los cetáceos son animales muy inteligentes, que llevan a cabo relaciones sociales complejas, y tiene que sortear problemas constantemente. Por lo tanto, es lógico que se rehusen a realizar piruetas y trucos sin una buena razón (en libertad, los saltos y zambullidas son empleados como formas de comunicarse y coordinar tareas conjuntas como la pesca). Algunos entrenadores para obligarlos a aprender y realizar los espectáculos, pueden llegar a negarles el alimento, aislarlos (lo que es muy cruel en el caso de estas tan sociables criaturas), y hasta golpearlos.
Estos métodos de aprendizaje, sumados a el hecho de haber sido separados de su familia, instalados con individuos ajenos a su grupo social, constantes ruidos del entorno (léase música, altoparlantes, pirotecnia, etc.), y la total falta de privacidad debida a grandes ventanales; aumentan en ellos los niveles de stress y ansiedad.
Heridas frecuentes
-Torsión de la aleta dorsal, conocida como síndrome de la aleta caída, debida a las piletas con poca profundidad.
-Enfermedades de la piel, debidas a aguas con mucho cloro
-Irritaciones oculares, debidas al cloro y otros químicos de las piletas.
-Heridas y muertes relacionadas con el nivel de stress.
Educación
Mientras los parques marinos aseguran que están educando al público acerca de la vida de los mamíferos marinos, están de hecho, exponiendo información errónea. Los delfines y orcas no pueden comportarse naturalmente en una pileta de hormigón, tan distante a su extensa casa azul. Privados de la estructura social que naturalmente guía sus vidas, su comportamiento es tan influenciado por el stress, que no son una representación acertada de la vida marina (son ilusiones, en palabras de Jacques Cousteau). De esta manera, el público que se quería educar, no llega a preciar los fuertes lazos que existen entre los miembros del grupo, o sus actividades diarias. Sólo quedan retenidas imágenes de entrenadores cabalgando orcas, y delfines realizando pequeños trucos. En el caso de las orcas, ni siquiera son iguales físicamente a sus parientes en libertad, ya que tienen sus aletas dorsales dobladas, mientras que los otros exhiben imponentes aletas que pueden llegar a los 2 metros.
Así mismo, tampoco los profesionales pueden obtener información confiable, ya que estos animales están constantemente angustiados, comportándose de manera antinatural.
El mensaje que deja esto es que es válido explotar a otros seres vivos, disminuirlos y atormentarlos en pos del entretenimiento humano.
Muchas veces la información es vaga, muchos salen del acuario sin todavía poder contestar si la orca es un delfín o una ballena, o porqué tienen la aleta dorsal caída. A la vez, sus mismas propagandas son confusas, llaman “ballena” al delfín beluga, y “convivir en libertad” al cautiverio. Por otro parte, no se puede justificar el encierro de estos colosos del mar, con la mera liberación de algunos pinguinos al año. Es loable el acto de rehabilitar animales enfermos o lastimados (muchas veces por la misma mano del hombre), pero no se puede ser bueno con unos y cruel con otros, se debería dar un mensaje de igual respeto hacia todos los habitantes del mar.
Expectativa de vida
Mientras uno podría esperar que en ausencia de polución y predadores los cetáceos tengan una mayor calidad de vida (uno de los argumentos que justifican el cautiverio), los resultados no muestran lo mismo.
En libertad, los delfines viven entre 25 y 50 años, y entre las orcas los machos viven de 30 a 60 años, y las hembras de 50 a 90 años. Las orcas cautivas mueren dentro de los 10 primeros años de cautiverio, por lo general, antes de llegar a los 21 años, mientras que la mayoría de los delfines muere antes de los 2 años de cautiverio.
A pesar de estos altos índices de mortandad, y de que los nacimientos en cautiverio son muy inusuales, los parques marinos continúan capturando animales salvajes. Salvo que usted haya prestado especial atención a las características de cada individuo en particular, es muy difícil que pueda apreciar cuándo han reemplazado algún animal por otro desde su última visita.
Las muertes relacionadas con el nivel de stress son muy comunes. Algunos animales pueden cometer suicidio, estrellándose contra las paredes del estanque repetidas veces, hasta destrozar sus cráneos. Cabe agregar además, las horrorosas muerte de algunos animales, que en recintos cerrados, no pueden evitar las embestidas de otro animal agresivo.

-Ayude a difundir los objetivos y fundamentos de la liberación animal
-Inscríbase en algún grupo que luche por los cetáceos.
-Escriba cartas de protestas a los personajes clave, organice peticiones y respalde las campañas en este sentido.
-Si usted tiene algún conocimiento o profesión que pueda ser útil para los cetáceos (tal vez es usted periodista, director de cine, experto en informática, por ejemplo) ofrezca una parte de su tiempo y pericia.
-Elimine el pescado de su dieta, en especial las especies de las que se alimentan la mayoría de estos cetáceos (atún, caballa, arenque, salmón, etc.). De esta manera usted estará ayudando a los animales salvajes conservando su fuente de alimento, y no apoyará la matanza de estos mamíferos marinos presos en redes de arrastre y costeras, herramientas fundamentales de la cada vez mayor demanda de pescado.
-Ayudar a mantener sus habitats sin modificaciones, libres de contaminación, pesca excesiva y otras actividades humanas; es primordial para evitar que los animales tengan que ser luego “cuidados” en parques marinos.
Por último, no visite parques marinos, acuarios, ni cualquier otro tipo de establecimiento que mantenga mamíferos marinos en cautiverio (zoológicos, hoteles, etc). Si a usted no le alcanza con la gran variedad de documentales que se puede apreciar en la televisión hoy día, sino que prefiere el contacto un poco más directo, en todos los mares y océanos se puede encontrar mamíferos marinos. En las playas de Puerto Madryn usted puede estar cerca de las colosales ballenas francas, los elefantes marinos, y si tiene suerte, observar orcas en libertad. También puede visitar las loberías de Mar Del Plata, Cabo Polonio (Uruguay), y Puerto Pirámides, aventurarse a Puerto Deseado, en busca de las simpáticas toninas overas, tal vez, una escapada a Brasil, o sino, tan sólo visitar la costa bonaerense, esperando tener la suerte de muchos otros de poder visualizar orcas, toninas, o ballenas francas, desde una escollera.
Por supuesto que es más cómodo tomarnos un colectivo, y por 5 pesos, tener frente a nosotros un grupo de lobos marinos en plena capital federal. O, en nuestras vacaciones en la costa, pasar en el acuario un día en familia, disfrutando de orcas y delfines.
Pero, ¿puede nuestro entretenimiento pasajero justificar tan prolongada angustia y dolor en estos maravillosos animales? ¿Para qué sirven los acuarios?
Facundo Moyano
Bibliografía:
-Orcas, entre el mito y la realidad. Juan Carlos López. Editorial Sudamericana.
-Ballenas, delfines y marsopas. Carwardine-Hoyt-Fordyce-Gill. Editorial Planeta.
-Marine Parks. Boletín informativo de la asociación Last Chance For Animals
-Dolphins in captivity: an overview. Boletín informativo de la agrupación Fund For Animals .
-Orcas in captivity: an overview. Boletín informativo de la agrupación Fund For Animals

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